La lluvia cayó, que el todopoderoso y omniscentes salvó a los suyos, ahogando para siempre a los infieles. Letra "Los Poetas" de Los Planetas.
Y llegó el domingo. El domingo era el día en el que los amantes de la BTT de Motilla habían organizado la I Travesía Cuenca-Motilla. Para mí, hacer esa ruta tenía varios alicientes, hacer bicicleta de montaña, hacerlo en mi tierra y hacerlo con gente con la que en otros tiempo había compartido otras cosas. Es curioso como al final nos volvimos a juntar muchos de los que antes le dábamos a la canasta...
Para mí supuso un gran sacrificio poder asistir a la convocatoria, puesto que varias circunstancias personales indicaban que si quería pedalear el domingo debería de sacrificar muchas cosas. Y así fue. Con apenas dos horas y media de sueño me enfundé la ropa de más abrigo que tenía para hacer bicicleta y salí de Valencia hacia Motilla a eso de las 5 de la mañana (en coche). Cuando llegué al Hotel del Sol estaba ya todo preparado, solo faltába yo, mi cuñao y mi hermano que una vez más se prestó a llevarnos alguna bici a Cuenca.
La ilusión mueve montañas y así fue. La ilusión de unos pocos motillanos hizo que casi sesenta motillanos y vecinos nos olvidáramos de que había estado lloviendo un par de días antes, de que hacía un frío de casi nevar, de que seguía lloviendo y no tenía pinta de cesar...
Llegamos con las primeras luces del día a la Plaza Mayor de Cuenca e invadimos con risas, nervios e ilusión la tranquilidad del casco antiguo de nuestra capital. Últimos retoques, mucha ropa de abrigo, impermeables y hasta bolsas de plástico nos cubrían hasta tal punto que a algunos costaba reconocerles. Por fin, la foto de rigor, con la Catedral de fondo y a las bicis... Atravesamos Cuenca para salir por carretera hasta Fuentes. Era la primera variante sobre la ruta inicialmente establecida por el mal tiempo y el presumible mal estado del camino, que ya sufrimos la primera vez que lo hicimos en Mayo.
Llegamos a Fuentes escoltados por el coche escoba y la furgoneta de apoyo en todo momento, como si de un grupo de profesionales se tratara. Primera parada en el primer punto de reagrupamiento para tomar un poco de aire antes de afrontar el primer repechón del día. Salimos de Fuentes y ya por camino nos dispusimos a subir a la zona de la Tórdiga...cada uno a su ritmo el grupo de 55 bikers se disgregó en una larguísima línea multicolor, era fascinante verlo desde arriba. Ya se empezaron a notar las ganas de pedalear de muchos de nosotros y la gente empezó a tirar fuerte... Una vez arriba hubo confusión, unos se pararon y otros, como yo, seguimos adelante buscando el siguiente punto de reagrupamiento, porque empezaba a llover fuerte. Al final, y con una fuerte lluvia cayendo sobre nosotros, nos reagrupamos en el segundo punto, aunque faltaban por llegar a algunos decidimos poner rumbo a Monteagudo porque cada vez llovía más. Desde ahí, en sentido claramente descendente llegamos a Monteagudo, no sin antes, que un gran grupo de ciclistas se pasara un cruce y les tocara volver a la huella marcada.
Si la excelente organización ya se dejó notar en el momento de la salida con la correcta coordinación de todos, al llegar a Monteagudo, más de uno nos quedamos perplejos por otro alarde más de la buena organización de esta travesía. Estaba todo preparado... cerveza, resfrescos, zumos, frutas, queso, jamón, pan y ... una excelente caldereta de cordero! Así pues, nos dispusimos a reponer fuerzas sin pensar lo que nos quedaba todavía. Llevábamos 40 kms y nos quedaban otros tantos, así que con conocimiento degustamos el jamón, degustamos el queso y degustamos la caldereta. Dijimos de salir y todos a las bicis... primera cuesta abajo, miro hacia atrás y veo un grupo de unos diez que nos siguen, siguiente cuesta a bajo, veo al mismo grupo de diez que nos siguen pero... ya no veo a nadie más. Me hago a la idea de que nos hemos quedado trece en la aventura y que el frío y la lluvia estaban haciendo la ruta mucho más dura de lo que lo recordaba.
Empiezan los repechos tras pasar las Salinas de Monteagudo y ahí comienza a llover cada vez más fuerte hasta que llegamos a un cruce que nos lleva a Almodovar para desde ahí coger la vía de servicio del AVE. Intentando evitar caminos que pudieran estar en mal estado tomamos esta opción, pero pronto me di cuenta de que fue peor el remedio que la enfermedad. Un sinfin de bajadas y subidas sucesivas hicieron que en un repecho, en lugar de poner molinillo intentara subirlo con un desarrollo fuerte y un músculo me dijera basta. Eran ya 70 kms y las condiciones no eran las mejoras. Hice unos diez metros a pie para terminar el repecho, rechacé la ayuda del coche de asistencia para terminar de subir los tres repechos que quedaban y armándome de paciencia empecé a subir los pocos repechos que quedaban hasta llegar a una zona llana totalmente encharcada que nos llevó hasta Gabaldón. Yo me concentraba en cada pedalada para evitar forzar la zona dolorida y así se me fue pasando, enlacé con uno de los grupos en los que nos habíamos separado para después llegar al otro grupo y así al cementerio de Gabaldón.
Desde ahí un pequeño repecho hizo que volviera a fallar la pierna y con la tentación de subir la bici a la furgoneta pregunté qué tal estaba lo que quedaba, me dijeron que era "tó pa'bajo" así que me puse en cabeza para marcar un ritmo suave que pudiera mantener yo, así que no sé porqué todos se pusieron detrás de mí (me decían que era para chupar cámara). Yo iba de maravilla porque sin forzar mucho conseguí no quedarme descolgado, que hubiera sido lo que me habría mermado mentalmente para después hacerlo físicamente, así que contado las pedaladas que quedaban hasta Motilla fuimos poco a poco acercándonos a nuestro destino. Subimos el último repecho y ya veíamos el pueblo, salió el sol y se nos olvidaron todas las dolencias.
Gracias a los compañeros del grupo, Maxi, Miguelito, Javi, Carlos, Alberto, Boni, Josean y Manolo, porque a veces da más energía una buena compañía, y cómo no a Pepe, Sergio y los dos de Gabaldón, a los que perdimos de vista al poco de pasar Almodóvar, estaban a otro nivel.
Gracias a todos los que hicieron posible que no faltara de nada. No hay palabras para explicar el sacrificio de Roberto, seguro que tenía más ganas que nadie de pedalear y sobre todo agradecer a los que nos asistieron durante todos los kilómetros, Fernando y Nicolás en el todo terreno y la persona que llevaba la furgoneta blanca. Para mí fue fundamental saber que estaban ahí, que cuando me fallaron las fuerzas Fernando se puso al lado de mí y eso me dio confianza y fuerzas para saber que podía seguir exprimiéndome hasta el final porque si algo fallaba tendría su ayuda.
Y para el final me dejo a Alejandro... como he dicho la ilusión mueve montañas, y aunque la ilusión no pueda evitar la lluvia, seguro que con tanta ilusión podreis llevar a cabo todos los retos que os propongais, porque las personas que hay detrás de este proyecto se les ve implicadas al cien por cien y con alguien como tú al frente tenéis el éxito asegurado, aunque el éxito tan solo consista en pedalear domingo tras domingo con un grupo de buenos amigos.
PD: Tenéis que cambiar el nombre al Club: Queremos y sí Podemos, como gritó Josean cuando vio Motilla al fondo...
PD: Tenéis que cambiar el nombre al Club: Queremos y sí Podemos, como gritó Josean cuando vio Motilla al fondo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario