"Como flotando sobre la línea del horizonte, azuleaban a lo lejos muchas otras montañas", Enric Valor

27 de diciembre de 2010

Hoces Valhermoso, Noguera, Alarcón y Motilla. IBP58

"Cuánto tiempo he perdido ahí afuera, cuanto aún por descubrir." Letra Los Planetas, La Copa de Europa

Ruta en bici 780369 - powered by Bikemap 



Christmas BikeDay en Motilla del Palancar
Llevaba tiempo oyendo hablar de la Ruta de la Noguera a unos y a otros, tenía tanta curiosidad por descubrir esos parajes que desafiando a los -4 ºC o más nos pusimos a rodar a las 8 de la mañana de la noche más fría de año. Creo que jamás había pasado tanto frío. En serio.
En un principio la ruta la íbamos a hacer Floren y yo, pero se unió el Presidente del Club Ciclista Motilla, ahí es nada, así que mejor representados no podían estar, tanto ellos como Queremos y No podemos BTT, y menos mal que estaba desentrenado, que si no...
Callejeando por Motilla llegamos al punto de salida, nos unimos los tres, esperamos 8 minutos de rigor y ponemos rumbo a Valhermoso. Para combatir el frío no se nos ocurre otra que poner un ritmete bueno, unos 20-30 kms/h mientras nos poníamos al día Andrés y yo. Floren nos cogía en las bajadas y se quedaba en las subidas. Nosotros, tan centrados en pasar el menos frío posible perdemos de vista a Floren, que en Valhermoso me llama para informarme de un pinchanzo y que se vuelve al pueblo.
Con la primera baja en el kilómetro siete de la ruta cruzamos el río Valhermoso semicongelado para adentranos en sus hoces. Comienza un sin fin de toboganes a un lado y a otro del río (seco, menos mal), sendas a la sombra de gigantes rocas, tramos por dentro del empedrado lecho del río, estrechos pasillos entre matorrales que nos golpean los brazos, las pierzas, el casco... Las paredes de roca, totamente verticales a nuestros lados no dejan ver el deseado sol que deseamos que nos caliente... así hasta que las hoces se abren y el sol nos saluda por primera vez en el día... Atravesamos campos de cultivo totalmente cubiertos por la escarcha. Son paisajes que dificilmente crees que pueda haber tan cerca la planicie Motillana. Así, emblesado, al menos yo, por la belleza del paisaje que atravesamos llegamos a la famosa Noguera. Andrés iba a su marcha, unos 10-20 metros por delanta de mí, abiendo camino allá por donde pisaba, subiendo y bajando todo aun rítmo constante, sin dejarme otra opción que agarrame fuerte al manillar en cada una de las bajadas y subidas para cruzar el río. Así que en cuando me pude acercar a él, ya en la Noguera, le obligué a parar y a que me dejara hacer unas cuantas fotos. Hay muchas menos de las que me hubiera gustado hacer, puesto que el frío que hacía no invitaba a pararse para nada.
Ya en la Noguera me hidraté, con bebida que llevaba dentro de la mochila, puesto que el bidón y el camelback (el pitorro) estaban congelados, bueno, se congelaron nada más salir de nuestras casas.
Cruzamos el puente de palets sobre el Júcar y comenzamos el primer escollo duro de la etapa del día. Una senda serpenteando tallada en roca, la cuesta de la zetas que me advirtió Alejandro. A la marcha para arriba. Andrés, unos metros más adelante, al que me acercaba y me alejaba dependiendo de la dureza del tramo. Un pie a tierra fue el resultado final de tan dura subida.
Arriba bordeamos un tramo de un sembrado para tomar ya los caminos y las pistas que nos llevan hacia Alarcón, o más concretamente a la Torre del Cañavate.
Las pistas están señalizadas y nos permitimos charlar tranquilamente mientras subimos, bajamos y llaneamos a un buen ritmo. Cuando llegamos a la bajada, por senda, hacia Alarcón pierdo la pista de Andrés, que me espera en un bonito mirador. Al fondo Alarcón, a un lado el Júcar, al otro lado el Júcar. Bonita estampa con un sol que al final se unió a nosotros. Bajamos por la senda tallada en roca hasta el puente de la zona baja de Alarcón para desde ahí subir hacia la entrada del pueblo. La subida no es tan dura como la de la Noguera pero también se las trae. Tendida, con curvas que te permiten respirar, con piedras que si no sorteas adecuadamente pueden tirarte al suelo, llegas a un último tramo realmente duro que aprentando los dientes logras superar. Ahí llamamos a Alejandro.
Alejandro y otros componentes de Queremos y No Podemos BTT salieron una hora más tarde de Motilla para unirse con nosotros en Alarcón y arroparnos para la vuelta. Ya estaban en el bar!!! Allá nos fuimos a almorzar. Yo al menos, Andrés, ni un bocado, que se le quita la gana, dice...
A la vuelta el grupo compuesto por: Pablo, Alejandro, Jose (Fruitman), César, Goyo, Andrés y yo pusimos dirección a Motilla por pistas y caminos en buen estado. Jose, al más puro estilo Indurain, puso un ritmo, que sin ser duro, era constante, lo que hizo que el cansancio y la fatiga nos venciera y nos fuera descolgando uno a uno a todos los componentes del pelotón. Así hasta quedarse solo, cruzar Valhermoso con una ventaja suficiente que le haría coronar el puerto de San Cristobal en solitario.
Bonito día de bicicleta, con una ruta impresionante que ya estoy deseando repetir, para ver si a mí también me llegan a conocer las piedras del camino de la Noguera.

Gracias a todos los de Queremos y No Podemos que nos arroparon a la vuelta y en especial a Andrés. Suerte en tu nuevo cargo!

PD. La anécdota de la jornada la puso Florent. Parece ser que arregló el pinchazo en Valhermoso y en lugar de volverse al pueblo siguió la ruta a través de las huellas de nuestras bicicletas. Parece ser que mientras nosotros almorzábamos en Alarcón él cruzó el pueblo y se dirigió a Motilla por el otro lado de la N-III para unirse con nosotros justo a la entrada a Motilla. Mucho más mérito hacerla en solitario con la única pista de nuestras huellas... bravo por él.

22 de diciembre de 2010

Análisis de las Rampas del Sierro o Alto de la Cruz (Serra)

Gracias a nuestro compañero Caicu de la Penya Ciclista Dándolo Todo, os presento el análisis de las rampas del archiconocido pico del Sierro o Alto de la Cruz.
Ya tenía ganas de analizarlo con detenimiento!
Cualquier biker que haya hecho alguna ruta por la Sierra Calderona lo ha subido, lo ha intentado subir o se ha quedado prendado de la mejestuosidad de tal pico. Desde arriba las vistas son impresionantes, a tus pies el pueblo de Serra, al fondo el Golfo de Valencia, y al Este ni el Garbí ni el Alt del Pí consiguen hacer sombra a esta cumbre.
Subirlo en bicicleta me encanta, aunque una vez que ciclo los primero metros no piense lo mismo. La llegada a lo más alto te reconforta y las vistas te gratifican. Hasta la primera curva no parece que vaya a ser lo que es. Al girar la primera curva a izquierdas te encuentras de sopetón un tramo con casi un 16% de pendiente y casi manteniéndolo llega a la primera curva en la que solo piensas que pase lentamente para coger aire, giras a la derecha y se te viene el mundo encima, un tramo de 300 metros con piedra suelta formando unos regueros que ya en llano te harían sufrir para mantenerte encima de la bici y que además en su punto álgido llega al 20.6% de pendiente. Casi nada.
La última vez que la subimos pusimos todos pie, yo aguanté un poco más, pero al final, cuando casi llegaba a un tramito más suave, la intrasitabilidad de un tramo con mucha piedra suelta me hizo claudicar. No hubiera sido la primera vez que la hubiera hecho del tirón, pero debes de tener muy claro el reguero que has de coger, si no, vas al suelo. Mi consejo para superar este tramo, transitar por la izquierda, pero solo si eres pequeñito, porque si no, es imposible, puesto que una ramas de un pino te haría caer de nuevo y si vas por la derecha es cuasi-intransitable.
Saliendo de ahí una nueva curva que nos permite ajustar las calas de nuevo y respirar, las siguientes rampas que rondan el 10% casi son zonas de descanso después de lo que hemos subido. Respiramos para llegar a otra zona del 13.4% que gracias a que no hay piedra suelta se hace llevadero, aunque te toque subir los escalones tallados en la roca de la montaña en forma de camino. Ahí otra curva, otro respiro, para de nuevo afrontar un tramo con una pendiente sobre el 15% con piedra suelta en el que nos cuesta mantener el equilibrio. Se alternan tramos de piedra suelta y escalones de roca con rampas que rozan casi el 10% para llegar a una zona donde respiramos, respiramos, apretamos el manillar, los dientes y tomamos todo el aire del mundo para afrontar los últimos metros con una pendiente del 18.2% para rematar la faena. Pero ya ves la cruz y como si de un potente imán se tratara te empuja y te guía para solventar este último durísimo tramo en curva a derechas para poco a poco coronar, con esfuerzo y con las vistas que conforme haces cima se descubren ante ti...

Como dicen Los Planetas: "la promesa que en la cima nos aguardaba... pero una vez allí las nubes no nos dejaban ver el suelo"