"Como flotando sobre la línea del horizonte, azuleaban a lo lejos muchas otras montañas", Enric Valor

14 de diciembre de 2011

Buñol, Carcalín, Barranco Roma y Rambla del Gallo. IBP 92 AA

Variada y completa ruta que dispone de todos los ingredientes para disfrutar de un buen día de MTB. Se ascienden 1.150 metros y se disfrutan varias sendas cortas pero que no tienen desperdicio, además de que la ruta nos permite, sobre todo, disfrutar de unas vistas increíbles y descubrir insólitos y recónditos parajes del término municipal de Buñol, tan fragmentado por las infraestructuras que lo cruzan.

Ruta en bici 1358072 - powered by Bikemap 


Bien temprano y con resaca futbolera nos dimos cita Pablo N. y un servidor para disfrutar de una buena mañana de bicicleta de montaña. La ruta la descubrimos aquí y nos convencieron aquí. Ya habíamos transitado por varios de los términos de la comarca La Hoya de Buñol, pero nunca habíamos empezado ruta en el pueblo de la cementera y mucho menos aventurarnos a investigar qué había al otro lado de la A3. El portillo de Buñol, tan transitado desde hace años, nunca me había llamado la atención, si bien la zona de Siete Aguas sí que me atraía más, nunca me hubiera imaginado qué había al otro lado de las montañas que alcanzaban mi vista desde el coche.
Pues bien, la ruta, partida en dos por la A3 nos permite rodar y descubrir parajes a un lado y a otro de la autovía, cortados, barrancos y masas forestales frondosas por las que disfrutar de este deporte.
La ruta comienza en el mismo pueblo y asciende dirección Fuente de Carcalín por asfalto. Rebasados fuimos por decenas de todoterrenos de cazadores que, madrugadores como nosotros, se tiraban al monte, como la cabra. El primer repecho de la ruta dura casi cinco kilómetros y nos permiten ganar bastante altura, siempre por asfalto hasta que lo abandonamos, saltando una cadena que se interpone entre nosotros y la huella del track. Nos adentramos en una zona vallada para tomar una senda en llano casi inexistente para enlazar al poco con un camino que sigue en ascenso para adentrarnos en un pinar y seguir un señalizado sendero. Un poco de lío con el track, y adevertidos estábamos de ello, conseguimos enlazar la trazada buena y disfrutar de una trialera rocosa con piedra suelta que nos permite la primera descarga de adrenalina. Llegamos así al cruce del track con la vía férrea y al poco nuestro primer cruce con el Río Buñol, sin grandes problemas en este punto. Desde ahí comenzamos el segundo repecho importante de la jornada, también largo, unos cinco kilómetros en los que ganamos y ganamos altura y las vistas cada vez más impresionantes sobre el punte de la Cueva Grande y el track que abraza los cortados que kilómetros antes nos cautivaban. Así vamos ascendiendo hasta llegar a una zona de canteras donde tomaremos una nueva senda, no muy larga pero en descenso pronunciado y muy entretenida. La senda nos dejará junto a la A3 en Venta Molina.
Transitaremos ahora paralelos a la A3 por asfalto hasta llegar al Barranco de la Garnacha donde perdemos el paralelismo con la autovía para adentrarnos de nuevo en una masa forestal impresionante en descenso por pista asfaltada. Al cobijo de las pobladas montañas de pinares llegamos al Barranco Roma y tomamos ahora un camino paralelo al Río Buñol, más fluido en este tramo. Se cruza el río en un par de puntos y desde ahí pies mojados, pies helados hasta el fin de la ruta.
Hacemos parada para almorzar en este punto. Bonitas vistas, espacios abiertos y zonas boscosas con algunos cortados de roca verticales. En este punto abandonamos el margen del río y comenzamos un duro ascenso de siete kilómetros, tan solo interrumpidos por un pequeño descenso para cruzar la A3. El inicio de este ascenso es duro, durísimo, pero se salva con éxito si tomas la trazada correcta, puesto que los regueros de agua pueden jugarte una mala pasada. Ganamos altura, rebasamos la Casa Roma y continuamos el ascenso tras el cruce de la A3. El ascenso nos lleva por pista en buen estado hasta los aerogeneradores famosos que se divisan desde la autovía. El ascenso es llevadero pero tiene puntos complicados, el mencionado en el inicio y otro totalmente infumable que nos hizo claudicar a ambos. El resto con paciencia se hace sin problemas.
Dejamos a nuestra derecha los aerogeneradores para tomar el Cordel de Aragón y llegar así al punto más alto de la ruta donde las vistas son impresionantes mires donde mires. Desde ahí, por caminos en mejor o peor estado descenderemos en busca del Barranco del Gallo. Encajonados en éste y rodeados por carrascas y cortados de roca descendemos rápidamente. Este último Barranco es el que más invita al silencio, poco transitado y la calma se respira en el ambiente. Nosotros, como en un acto de respeto al medio que nos rodea, nos limitamos a respirar, pedalear y admirar el paraje. 
De ahí vuelta a la realidad. La rambla del Gallo es atravesada por la nueva línea del AVE y nos deja a las puertas de la cementera, donde, ya por carreteras y calles del pueblo buscamos el final del track.

Una ruta que realmente merece la pena puesto que combina todo lo que se puede buscar en una mañana de BTT.






1 comentario:

  1. Es cierto que hay vida más allá de la Calderona. Buena crónica y me alegro que os gustara. Saludos.

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